"X" estaba cansada de ser buena,
y lo mismo te puede pasar a ti
Esos actos de bondad, que antes
te llevaban a dar todo de ti, ahora parecen agobiarte al punto de no resistir
un minuto más enseñando, cuidando y velando por el otro. “X”, desde hace tres,
meses se resiste a ir al trabajo. Se siente agotada en lo físico y en lo
emocional, y hay ocasiones en que siente que es ineficiente y no halla
satisfacción en sus logros. Últimamente su humor es ácido y se niega a reunirse
con sus compañeras a la hora del descanso. Cada día está más irritable y de
noche no duerme. Se ha vuelto adicta a los relajantes musculares y cuanta
pastilla exista para los dolores de cabeza. No puede concentrarse en sus tareas
y a menudo quiere irse y renunciar. Con mayor frecuencia experimenta angustia y
se pregunta si vale la pena seguir viviendo sin algo que le dé sentido a su
vida. A la hora de conversar con sus compañeras de trabajo siente que nadie la
comprende y las discusiones son cada vez más frecuentes. El desánimo desayuna
con ella y va con ella en su lonchera. La tríada: culpa, duda y excesiva
responsabilidad están en forma constante en su horario de trabajo.
Al sentarme a conversar con “X”…,
no tuve más remedio que decirle que sus síntomas estaban asociados al
"cansancio de los buenos", al Síndrome de "Burn out".
¿Quiénes son afectados por este
síndrome?
Personal de la salud, Docentes,
Sacerdotes, Religiosos, Asistentes sociales, Voluntarios en organizaciones
civiles, Pequeños empresarios, Amas de casa…
Esto se debe a que cada vez que
te vinculas con alguien de un modo significativo, estás implicándote
personalmente. Hay tareas que te llevan a dejar el alma en lo que haces y tú lo
sabes bien. Pero a veces el agotamiento ha afectado todo tu ser y sientes
deseos de huir y no volver más.El sufrimiento se hace presente cuando ves a ese
niño que se esfuerza y no logra aprender, o miras acongojada a esa anciana que
nadie va a verle a la hora de la visita.
Sé que en la teoría te dicen que
tomes distancia, que pongas barreras protectoras a tus emociones, pero bien
sabes que cuidar bien del otro en contextos donde el sufrimiento humano está
presente va a suponer un desafío sustancial para ti, y tarde o temprano si no
actúas vas a sufrir y sentirás el cansancio.
Esos actos de bondad, que antes
te llevaban a dar todo de ti, ahora parecen agobiarte al punto de no resistir
un minuto más enseñando, cuidando y velando por el otro. Estás quemada y el
dolor del otro ha atravesado tu piel.Qué hacer si te sientes extenuado
de hacer lo bueno
1. Interrógate. ¿Por qué estoy
haciendo esto? ¿Experimento que esto es bueno y por eso me gusta hacerlo?
¿Quiero vivir para esto que hago? ¿Querré haber vivido para esto? El sentido
del trabajo se encuentra más allá de un buen sueldo, de alcanzar un estatus
social o económico, o quizás de querer demostrar tus dones o habilidades. El
sentido lo encuentras cuando descubres que con esa tarea transformas el mundo
en el que vives, lo vuelves maravilloso y tú también te transformas en ese
proceso.
2. ¿Tu vida se honra?. ¿Aceptas
trocar tus valores personales por un incentivo económico más? ¿Te descubres sin
espacios para el cultivo de tu ser interior? Quizás entras en la dinámica del
consumismo laboral (más de ocho horas para ganar bonos, premios, incentivos)
que, en realidad, enmascarado en aparentes estímulos, te gasta la vida, privándote
de estar con tu familia, de recrearte, de vivir tu fe. Un trabajo que honra tu
vida te permite tener horas de descanso, espacios para recrearte, tiempos para
el diálogo, los afectos, la formación personal.
El Síndrome de "Burn out" no tiene
por qué quemar tu vida si te propones no hacer de tu vida laboriosa un sinónimo
de productividad y rentabilidad. Tu trabajo debe ser ese espacio donde tu vida
se dignifica y en el que eres capaz de decirte: "He nacido para
esto".