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Nada humano me es ajeno

sábado, 16 de noviembre de 2013

Elogio de la simplicidad

Es posible que en algún momento hayamos escuchado, que lo simple, y todo lo relacionado con la simplicidad, tiene un gran valor, incluso por encima de lo complejo.
Son las estructuras arquitectónicas simples las que finalmente superan a las complejas. Son los productos simples, los que venden más. Son las soluciones simples, las que finalmente terminan adquiriendo las empresas.
Pero sin embargo, muchos alegan que la simplicidad es un término subjetivo, que dependerá de cada persona y cada forma de ver el mundo, y que por tanto la simplicidad en sí misma no tiene mucho sentido que digamos.
A esas personas, hay que decirles que puede no haber una simplicidad absoluta, por supuesto que puede haber una simplicidad relativa. Es decir, si bien no podríamos establecer en términos concretos qué sería lo más simple en el mundo o en el universo, sí lo podríamos hacer con un número limitado de opciones o alternativas:  no existe un solo camino a la simplicidad, existen quizás tantos caminos hacia la vida simple, como personas que la estén buscando ahora mismo.
Creo que sobra decir que una vida simple trae consigo montones de ventajas, entre las que podríamos mencionar someramente:
•Ausencia de depresión y estrés.
•Tranquilidad.
•Claridad en las metas y logros.
•Armonía con el entorno.
•Toma de consciencia de nosotros mismos y de lo que nos rodea.
•Vida con propósito.
Quizá no exista una sola definición. Alguien podría decir, que vivir simple es tener una cabaña en el monte, sin electricidad, y tan sólo un libro, y en la noche simplemente duermas a falta de luz. Para mí, eso no es una vida simple, aunque para muchos sería lo más ideal.
La idea entonces más básica sobre la simplicidad es la de conservar espacios prioritarios para lo más esencial. No necesariamente espacios físicos. Más bien algo así:
•Aquellas actividades que amo hacer.
•Personas con las que me gusta estar.
•Objetos que son indispensables para mí.
Y  entonces, para simplificar tu vida, lo que tienes que hacer es remover lo que no es esencial, poco a poco.
El camino que tomes entonces a la simplicidad llenará tu vida de valor. Te hará rico y abundante, te convertirá en alguien que vive intensamente cada momento y que aprecia lo que tiene, así como se apasiona por lo que hace y por lo tanto es feliz.

“Sancta simplicitas”, como dijo en una ocasión Pío XII.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Libertad

Algunos existencialistas piensan que estamos condenados a ser libres, y que no tenemos más remedio que cargar con nuestro propio existir en el sentido de tenerlo que hacer, que es lo que significaría la libertad en su propia esencia.
El hombre se tiene a sí mismo como tarea, y, por tanto, tiene que cargar con su propio ser. Y ese cargar con su propio ser, asumiéndolo en una dirección u otra, es la libertad.
La libertad está grabada radicalmente por uno mismo y, entonces, en vez de ser una cosa excelente, brillante, alegre, comprometedora, se convierte en todo lo contrario: una especie de tarea asumida como algo agotador, estresante:  tiene que realizarse a sí mismo con sus propios contados recursos. Y, además, esta realización depende él mismo, se tiene que autorrealizar. Esta aurorrealización genera un cierto miedo a la libertad; más que miedo, una valoración que no es positiva, porque la libertad se convierte en una desgracia: sería mejor no ser libre porque, al menos, si uno no tuviera esa libertad, estaría exento de esa apasionante y, a veces, difícil, de autorrealizarse.
Llegaríamos, entonces, a esa afirmación de Dostoievsky: "El hombre está condenado a ser libre; sin apoyo y sin socorro posible, se ve forzado a inventarse a cada momento a sí mismo. Y esa reducción del hombre a sí mismo, a falta de trascendencia, produce una constante angustia.
En situaciones límites, la elección de posibilidades es infinita. Tan dilatadas que, distendido por la la angustia, el ser prefiere no existir. No hay trascendencia en el vacío, sino trascendencia hacia algo que está por encima de la condición humana, que la sujeta y la rige".
Pero el hombre es un ser espiritual, su característica es la trascendencia. Y como la permanencia es la característica del espíritu, así la libertad es la característica de cualquier actividad humana. En la doble función de conocimiento y amor consiste su vida. Lo que el hombre ama es decisivo para esta vida. Y la facultad con la que ama, la libertad, es libre. Nada puede condicionarla a menos que el hombre se traicione a sí mismo.
El que busca en la libertad otra cosa que la libertad misma, está hecho para la servidumbre...
No se puede analizar y describir cabalmente el goce sublime de sentirse libre: es preciso vivirlo. Debe renunciar a que lo comprendan las almas mediocres que nunca lo han sentido. La libertad es algo consustancial al hombre, equiparada a la virtud. ¿Y qué es la virtud sino la elección libre de lo que es bueno?

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Conocimiento y felicidad

“El constante interés por conocer la verdad te lleva a encontrar los pasos para buscar la felicidad”


Comprender, entender el conocimiento profundo de la vida, implica analizar el tipo o estilo de vida que uno lleva, ser consciente de la forma como venimos actuando y programando en nuestra mente todo un conjunto de leyes, percepciones, intuiciones, normas, principios y valores que van señalando el camino y sendero de la vida. Desde el momento que uno comprende el real sentido de la vida, es cuando se abre la luz de la imaginación y empieza a construir tu felicidad.
Todos los seres humanos anhelamos satisfacer todas nuestras necesidades y vivir bien, es decir gozar de una eficiente alimentación, vivienda, salud, educación, tecnología, desarrollo, respeto, prestigio y poder característico en todo ser humano.
El ser humano anhela satisfacer y hacer realidad toda esta lista de necesidades anteriormente enumeradas, ella la obtiene cimentando en nosotros un consistente programa de seguridad, actuando y procediendo con disciplina, orden, autoexaminando y buscando la conexión y redes a nuestros sueños, anhelos y esperanzas de la vida.
Cada vez más se requerirá adentrarse interiormente y sugestionarse para luego poner en práctica las habilidades, destrezas, ingenio, virtudes, capacidades construidas y elaboradas a través del largo proceso de la vida, con esto se pretende demostrar que conducir el conocimiento de si mismo equivale a estar permanentemente reeducando y nutriéndose de conocimientos en la era del desarrollo y difusión de la revolución de los conocimientos y la ciencia en general, esto equivale a pensar que tenemos que encontrar el punto medio del saber relativo que existe en la actualidad.
Existen muchas formas de conducir el conocimiento y luego convertirlas en felicidad, ha aquí algunos pasos  que se pueden poner en práctica:
. En todo momento de la vida, da afecto, respeto, asentimiento hacia un buen amigo.
. Se ordenado en tu persona, duerme lo suficiente, conserva buena salud y cuida en mantener y mostrar una  personalidad íntegra.
. Programa y realiza una serie de ejercicios para conservar un buen estado físico.
. Busca personas con quien compartir tus inquietudes e intercambia tus puntos de vista.
. Vístete de tal manera que te sientas a gusto contigo mismo.
. Ten confianza en ti mismo.
. Practica la cultura de la responsabilidad actuando con disciplina, siendo constante y perseverante, porque de este modo se construye el futuro.
. Trata de mantener un autodominio, autodisciplina y cultiva el desarrollo personal.
. Selecciona tus defectos y debilidades y haz un programa para corregirlos, controlarlos y adaptarlos de acuerdo con tus virtudes y capacidades.
.Trata de vivir en libertad, con autonomía e independencia, sé tú mismo , y aprende a respetar los sentimientos, preferencias y gustos de todos tus amigos.