Mi foto
Nada humano me es ajeno

martes, 9 de septiembre de 2014

LA FINEZA DE QUEVEDO

La personalidad de Quevedo es tan compleja que mucho haría falta para describirla y, aún así, me quedaría corta. Es uno de mis escritores preferidos, precisamente por su compleja personalidad y su intensa obra en prosa o verso.
Expresivo, desengañado, polémico, directo, contundente, irónico, contemplativo, serio, jocoso, burlesco, satírico, profundo, festivo, intenso...
Aquí, un fragmento de uno "Los sueños", que podría haberse escrito en nuestros días a pesar de contar con cuatrocientos catorce años en su haber. Para vuestro deleite y contemplación.


EL MUNDO POR DE DENTRO (1612)
Al lector, como Dios me lo deparare, cándido o purpúreo, pío o cruel, benigno o sin sarna[...]
Discurso
[...] Sea por todas las experiencias mi suceso, pues cuando más apurado me había de tener el conocimiento de estas cosas, me hallé todo en poder de la confusión, poseído de la vanidad de tal manera que en la gran población del mundo,  perdido ya, corría donde tras la hermosura me llevaba los ojos y adonde tras la conversación los amigos, de una calle en otra, hecho fábula de todos; y en lugar de desear salida al laberinto, procuraba que se  me alargase el engaño. Ya por la calle de la ira descompuesto seguía las pendencias pisando sangre y heridas; ya por la de la gula veía responder a los brindis turbados. Al fin, de una calle en otra andaba (siendo infinitas) de tal manera confuso que la admiración aun no dejaba sentido para el cansancio, cuando, llamado de voces descompuestas y tirado porfiadamente del manteo, volví la cabeza. Era un viejo venerable en sus canas, maltratado, roto por mil partes el vestido y pisado; no por eso ridículo, antes severo y digno de respeto.
-¿Quién eres -dije-, que así te confiesas envidioso de mis gustos? Déjame, que siempre los ancianos aborrecéis en los mozos los placeres y deleites, no que dejáis de vuestra voluntad, sino que por fuerza os quita el tiempo. Tú vas y yo vengo: déjame gozar y ver el mundo..
Desmintiendo sus sentimientos, riéndose, dijo:
-Ni te estorbo ni te envidio lo que deseo, antes te tengo lástima. ¿Tú por ventura  sabes lo que vale un día? Entiende de cuánto precio es una hora? ¿Has examinado el valor del tiempo? Cierto es que no, pues así, alegre, le dejas pasar hurtado de la hora que fugitiva y secreta te lleva preciosísimo robo. ¿Quién te ha dicho que lo que ya fue volverá               cuando lo hayas menester si le llamares? Dime, ¿has visto algunas pisadas de los días? No por cierto, que ellos solo vuelven la cabeza a reírse y burlarse de los que así los dejaron pasar. Sábete que la muerte y ellos están eslabonados y en una cadena, y que cuando más caminan los días que van delante de ti, tiran hacia ti y te acercan a la muerte, que quizá la aguardas y es ya llegada, y según vives, antes será pasada que creída. Por necio tengo al que toda la vida se muere de miedo que se ha de morir y por malo al que vive tan sin miedo de ella como si no la hubiese, que este la viene a temer cuando la padece, y embarazado con el temor, ni halla remedio a la vida ni consuelo a su fin. Cuerdo es solo el que vive cada día como quien cada día y cada hora puede morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario