Estrategia: inflar las cifras de muertes por abortos clandestinos
«Miente, miente, que al final algo queda». La oscura estrategia de los promotores del aborto
Para el mundo cristiano católico, la doctrina que refiere al «Padre de la mentira» es medular y en ciertos temas parece aplicable al pie de la letra. Así, los postulados de Maquiavelo, que subyugan la verdad al cumplimiento del objetivo, han sido una metodología muchas veces usada para presentar como verdad lo que es mentira, con tal de obtener determinado logro. Es lo que ha sucedido en países que aprobaron leyes de aborto y también está ocurriendo hoy en países que intentan aprobarlas.
Norma McCorvey denunció que, movida por las indicaciones de sus dos abogadas pro aborto, testificó falsamente en 1969 ante un tribunal de Dallas, Texas. Aquél juicio conocido en el ámbito jurídico como el caso Roe vs. Wade permitió y fue vital posteriormente -tal como pretendían las dos abogadas de Norma- para la aprobación del derecho al aborto inducido en Estados Unidos, en 1973. Millones han sido asesinados debido a esta mentira.
En una serie de declaraciones recogidas por el periódico Tulsa World, Norma ha explicado en diversas ocasiones que siendo una chica problemática, a los 21 años se embarazó sin desearlo, por tercera vez. No sabía lo que era un aborto y en ese contexto conoció a las abogadas que instrumentalizaron su caso para poner a prueba la ley de Texas. Para ello, se hizo apodar Jane Roe y falsificó un testimonio.
«La declaración jurada presentada ante la Suprema Corte no sucedió del modo en que dije, así de claro. ¡Mentí!» «Sarah Weddington y Linda Coffey (sus abogadas) necesitaban un caso extremo para que yo pareciera una víctima, y la violación parecía ser el boleto. ¿Qué hace que la violación sea peor? Una violación en grupo. Todo comenzó con una pequeña mentira, pero mi mentira creció y se hizo más horrible, con cada relato».
Norma reconoce que no sólo mintió, sino que le mintieron y que además no concurrió a la Corte Suprema de Justicia «en nombre de una clase de mujeres. Yo no persiguía ningún recurso legal para mi embarazo no deseado. Yo no fui a la justicia federal para encontrar alivio. Me reuní con Sarah Weddington para averiguar cómo podía obtener un aborto. Ella y Linda Coffey dijeron que no sabían dónde podía conseguir uno. Sarah ya había tenido un aborto, pero ella me mintió igual que yo le mentí a ella. Ella sabía dónde podía conseguir uno, por supuesto, pero yo no era de ninguna utilidad para ella a menos que estuviera embarazada. Sarah y Linda estaban buscando a alguien, cualquiera, para promover su propia agenda. Yo era su incauta más dispuesta».
Finalmente, Norma dio en adopción a su bebé y al cabo de unos años se convirtió en una destacada activista católica a favor de la vida en Estados Unidos.
En una serie de declaraciones recogidas por el periódico Tulsa World, Norma ha explicado en diversas ocasiones que siendo una chica problemática, a los 21 años se embarazó sin desearlo, por tercera vez. No sabía lo que era un aborto y en ese contexto conoció a las abogadas que instrumentalizaron su caso para poner a prueba la ley de Texas. Para ello, se hizo apodar Jane Roe y falsificó un testimonio.
«La declaración jurada presentada ante la Suprema Corte no sucedió del modo en que dije, así de claro. ¡Mentí!» «Sarah Weddington y Linda Coffey (sus abogadas) necesitaban un caso extremo para que yo pareciera una víctima, y la violación parecía ser el boleto. ¿Qué hace que la violación sea peor? Una violación en grupo. Todo comenzó con una pequeña mentira, pero mi mentira creció y se hizo más horrible, con cada relato».
Norma reconoce que no sólo mintió, sino que le mintieron y que además no concurrió a la Corte Suprema de Justicia «en nombre de una clase de mujeres. Yo no persiguía ningún recurso legal para mi embarazo no deseado. Yo no fui a la justicia federal para encontrar alivio. Me reuní con Sarah Weddington para averiguar cómo podía obtener un aborto. Ella y Linda Coffey dijeron que no sabían dónde podía conseguir uno. Sarah ya había tenido un aborto, pero ella me mintió igual que yo le mentí a ella. Ella sabía dónde podía conseguir uno, por supuesto, pero yo no era de ninguna utilidad para ella a menos que estuviera embarazada. Sarah y Linda estaban buscando a alguien, cualquiera, para promover su propia agenda. Yo era su incauta más dispuesta».
Finalmente, Norma dio en adopción a su bebé y al cabo de unos años se convirtió en una destacada activista católica a favor de la vida en Estados Unidos.
Cuanto daño y cuanto dolor causan las mentiras, la inconsciencia y la ambición... y que vacías están las tres.
ResponderEliminar